Es muy frecuente en los sueños que la relación del soñante con el tiempo sea la protagonista del episodio onírico: retrasos, prisas que no son suficientes para alcanzar el objetivo, ejecución de acciones que atrasan la partida, otros que no llegan y/o impiden alcanzar meta, olvidos que bloquean acceso al plan, carreras de última hora (a veces con éxito y otras no), movimientos lentos forzados.
Este género de sueños suele estar en la categoría de contenidos oníricos repetitivos y suelen acompañarse de angustia que, a veces, incluso, persiste nítidamente tras el despertar.
El sueño es un contenido psíquico que se despliega en la zona puente entre el inconsciente y la consciencia del soñante, pero su raíz está en el inconsciente y como tal, es un proceso fuera de la dimensión espacio-tiempo. Por esto, juega y crea conexiones impensables para el soñante cuando está en la zona de su consciencia despierta.
Este género de sueños conecta con el impacto de las coordenadas de tiempo y espacio en la vida despierta, en la naturaleza interna y profunda del soñante. Estos sueños señalan que las exigencias internas y/o externas son una carga vital o están desajustadas, generando un stress residual agudo o crónico, que podría acabar pasando factura al individuo si no hace algo en el plano real que re-equilibre su propia naturaleza y su realidad.
Es frecuente que el Yo de la persona esté obviando recursos reales existentes, o se auto-exija de modo implacable, o esté actuando por inercia ante expectativas de terceros, movido desde un afán heroico al que suele tender el Yo, disociando las señales corporales de su esfuerzo.
Es una señal de necesidad de “negociar” con las exigencias de la realidad.
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