He comentado antes que la envidia es uno de los sentimientos más destructivos que se pueden experimentar, de ahí la necesidad de enfrentarla.
Utilizar el malestar interno que produce el logro de otro para alcanzar cosas que supones hacen felices a otros es un modo equívoco de resolver la propia envidia.
Es así como dirigir el esfuerzo personal emulando el logro de otros, además de revelar un gran auto desconocimiento, no garantiza la satisfacción interna, el contento de haber logrado algo. El contento que te llena de contenido interno.
La persona envidiosa es como un saco roto, aunque es frecuente que haga aspavientos de lo suyo como lo mejor, la verdad es que sus aspavientos son el reflejo de intentar llenar con la admiración, atención o envidia de otros, el contenido que sus propios logros son incapaces de colmar.
En el interior de la persona envidiosa no importa lo que tenga, lo que haga, lo que reciba, vive bajo la amenaza de los logros de otros. Y jamás se detiene a experimentar cuáles son sus deseos, sus necesidades, sus recursos.
La sensación corporal de la envidia es como una mordida en el estómago, como el aguijonazo de un insecto que desvanece el contenido interior, dejando tras de sí un pozo vacío que, prontamente, se llena de rencor dirigido hacia la persona que ha sido el estímulo que habría despertado al monstruo.
Habitualmente, el monstruo verde ya desatado en las tripas, se controla buscando y manifestando argumentos que hagan desmerecer el logro del otro… es así como el desprecio manifiesto de la persona envidiosa por lo del otro, es directamente proporcional al miedo que le ha causado la dicha de otra persona…
Quien está siendo aguijoneado por la envidia lo dibuja en su rostro, que parece asustado y enfadado. Y lo señala en su discurso siempre hipercrítico hacia los demás.
Este desmerecimiento de lo conseguido por otra persona (por su esfuerzo, o suerte, o casualidad) es una forma mitigada del verdadero deseo del aguijoneado por la envidia: que el otro pierda su logro… eso si que le da paz al envidioso (un momento).
La envidia es libre, y la persona envidiosa se siente amenazada por circunstancias inverosímiles: al envidioso podrías darle todo lo que cree desear, pero su mirada seguirá puesta sobre los demás y siempre se sentirá amenazado… .
Hemos dicho en otros apartados sobre este tema ,que lo opuesto a la envidia es la creatividad.
Entonces, la cuestión es conocer y aceptar nuestros núcleos de envidia y a partir de ellos, empezar a construir el camino hacia nuestra creatividad.
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