Este símbolo conecta con el movimiento interior del Yo entre dos niveles:
Bajar escaleras, conecta con el descenso del Yo hacia un nivel inferior, más profundo, más auténtico, hacia la raíz donde ha sido estructurado. (Con raíz me refiero a las experiencias vividas durante la primera infancia).
Subir escaleras, conecta con el ascenso del Yo hacia un nivel superior, de mayor significado, trascendencia e integración en su viaje hacia su naturaleza auténtica, el llamado Sí Mism@.
Como una escalera, en general, cumple la doble función de bajada y subida, este símbolo juega dentro de la paradoja ascenso/descenso: para alcanzar una mayor integración, se viaja más profundo en el inconsciente personal y, simultáneamente, el descenso a lo más arcaico de la historia personal, constela una nueva re-integración.
Si en la imagen onírica, la escalera, fuera de una sola dirección, señalaría tanto una necesidad de ir en esa dirección como al peligro que siempre conlleva la unilateralidad.
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